Apr 14, 2009
Cuando somos chicos vivimos en el constante desequilibro emocional. Balanceándonos de un extremo a otro, adicionándole a cada acto un sobrepeso imaginario. Vivimos en la desmesura de la infancia, y el desenfreno de la adolescencia donde se magnifica el amor, la amistad, el odio, la tristeza, la esperanza, la desolación, el dolor, la alegría, el llanto. Es todo o nada. Tenemos mejores amigas, amamos para toda la vida, sufrimos para siempre, lloramos como Girondo, odiamos hasta el tuétano. Nos salimos de los márgenes, para pintar la vida más allá de los contornos. Porque no hay grises, sino arco iris.
tipo
01:31
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